Tras la suspensión del feriado puente del 24 de mayo, el turismo a nivel nacional ve hundirse el único respiro que el mes de mayo veía posible.
Una vez más el sector turístico es el primer eslabón que se quita ante el aumento de casos positivos. Después de más de un año de pandemia, en que sufrieron 9 meses de cierre obligados, el sector turístico vuelve a sufrir decisiones restringidas por parte del Estado Nacional.
El aumento de casos los ha llevado a tomar medidas sobre los sectores que cumplen con los protocolos y las reglamentaciones necesarias que permiten, a todos los afectados, trabajar de manera segura y respetuosa. Mientras que las medidas ignoran por completo la realidad social en las calles, los conglomerados de personas que permiten el fácil contagio, las reuniones clandestinas que están de moda; castigando, con estas medidas injustas, a quiénes sí son responsables: los emprendedores.
Por otro lado, cabe mencionar que las medidas de restricción de horario solo permiten que las personas se amontonen en los acotados horarios de circulación: para poder realizar trámites, ir a comer, utilizar los servicios de transporte público, etc.
Lo más doloroso es la limitada ayuda que brinda el Estado, siempre de manera blanda y tardía. Dando discursos de promesas que se disuelven con el tiempo, rechazando la acción concreta en el momento en que se necesita. Sin contar con el hecho de que son los primeros en exigir al privado el pago de impuestos que, durante la Emergencia Sanitaria, fueron elevados sin consideración del tiempo en que las empresas se encontraron cerradas sin poder trabajar.
Esta semana un medio nacional hizo público el sondeo que realizó el Observatorio Argentino de Turismo durante la temporada de verano 2021 (diciembre 2020 a marzo 2021); cuyo resultados muestran datos interesantes: “tres de cada cuatro personas señalaron que estarían dispuestos a repetir la salida”, “más del 70% recomendaría a familiares y amigos”, “más del 70% aseguró que se cumplieron los protocolos en los hoteles, haciéndolos sentirse seguros y cuidados”.
Los protocolos fueron creados de manera conjunta con el COES y el Estado para que la sociedad pueda trabajar de manera segura y la experiencia vivida por los turistas habla por sí misma. La temporada de verano pudo llevarse adelante sin aumentos considerables de casos positivos de COVID-19.
Miles de puestos de trabajo corren peligro; miles de vida unidas a esos trabajos, corren peligro. Se obvia el hecho que la falta de trabajo genera estrés y preocupación mental en las personas, llevándolas a un estado emocional que debilita al cuerpo, permitiendo que se encuentren vulnerables ante la presencia de cientos de enfermedades, no solo del COVID; olvidando que es necesario cuidar de la salud en todos los sentidos.
Cuidar del trabajo también es cuidar la salud y de las personas.